lunes, 1 de octubre de 2007

Autorregeneración

En el edificio principal de “Biovanced”, la empresa pionera y líder en el uso de biotecnología de implantación, existe un equipo de biólogos, tecnobiólogos e ingenieros de implantación encargados de desarrollar nuevos proyectos para la empresa.

Uno de los tecnobiólogos es la señora Shamen. Es una mujer de 71 años con un aspecto joven y autoritario. Aparentemente no tiene implantes pero lleva insertado en el cerebro un chip de almacenamiento que contiene bases de datos con mucha información util para un tecnobiólogo y su esqueleto es metálico, sus huesos quedaron muy débiles al ser afectados por una fuerte radiación en su antigua planta de trabajo.

La señora Shamen se encuentra ahora mismo en su despacho, en el rascacielos de “Biovanced”, sentada frente a una joven recién graduada en la universidad.

-¿Aautoregeneración?

-Sí. A eso me refiero.- Contesta la joven con disposición

-Ya lo probamos hace tiempo. Sabes que no se puede. El tejido que recubre los implantes no es piel biológica, esta hecho de “carnecián”. Plástico. No se puede autoregenerar.

-Claro que puede. El Dr. Hallfor lo intento hace muchos años y, aunque no lo consiguió, dio un gran paso. Seguro que si siguiera vivo después del desarrollo de la supernanotgecnología, lo hubiese seguido intentado y lo hubiese conseguido.

Después de una larguísima discusión sobre la posible autorregeneracion de los tejidos que recubren los implantes, la señora Shamen da un suspiro mientras mira al suelo como derrotada.

-Esta bien, de acuerdo. Sigo, sin creer que puedas conseguirlo pero pareces tan convencida que voy a ser generosa contigo. Envíame los reportes del proyecto en cuanto puedas. Se los enseñare al gremio de desarrollo. Ya te sabes mi correo electrónico, o deberías después de haber sido estudiante en prácticas aquí dentro durante un año.

A la joven se le imprime una inmensa sonrisa en la cara.

-Gracias señora Shamen, muchas gracias. Ya vera, lo voy a conseguir.

-De nada señorita Claimoore. Ya se puede ir. No olvide mandármelo.

La señorita Claimoore, que ahora sale del edificio y se dirige a la estación del TPAV (transporte público de alta velocidad), solo tiene 27 años. Tiene un aspecto muy moderno pero sin pasarse de extravagante, lleva un piercing en uno de los laterales de la nariz, tiene un tatuaje lumínico que le recubre toda la espalda y parte del brazo izquierdo y la mitad de su cabeza esta recubierta por una larga melena negra y la otra mitad esta totalmente rapada. Además lleva integrado en la oreja un microteléfono que se maneja con un mando a distancia que lleva colgando en su llavero.

Rakel Claimoor ya esta la estación, haciendo cola para entrar en uno de los vagones. Saca el mando del microteléfono, busca un número en la agenda electrónica que trae incorporado y llama. Al otro lado de la línea se escucha:

-Dígame.

-¡Hola!

-jajajaja. ¿Qué tal Rakel?

-¡Muy bien! ¡La señora Shamen va a presentar mi proyecto en el gremio de desarrollo de “Biovanced”! -Claimoore reboza ilusión.

-¡Cojonudo! Habrá que celebrarlo. Esta noche tocamos en "El Maques", ya hemos tocado alli algunas veces. Ven a tomar algo.

-De acuerdo, iré. Esta noche quiero que me destroces los oídos con la guitarra.

-Por cierto, recuerda que tengo que contarte algo esta noche. Me han llamado para un “sucio”1.

-Esta bien, ya me contarás.

-Hasta esta noche entonces.

-¡Ciao Steven!

Rakel usa su mando para cortar la llamada. Saca un libro electrónico donde almacena ya más de mil obras escritas, selecciona una de teoría de la regeneración biológica y comienza a leer. El resto de la gente en el vagón del TPAV parecen también abducidos por algún aparato electrónico. En las calles hay tanta gente que es casi imposible encontrarse algún conocido por casualidad, aquí nadie se relaciona con los demás. En Stonecity nadie existe porque todos son desconocidos.

1 Así es como llaman los Gayanos a los trabajos rápidos y clandestinos. Nadie gana suficiente dinero en su trabajo.

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